martes, 5 de mayo de 2015

Consejos para no ser pungueado en Quito

Aunque esta experiencia personal me sucedió en 2013, me pareció buena idea compartirla como consejo para los que estén por viajar hacia Quito o alguna que otra gran ciudad de Centro América.
Al tercer día de llegados a Quito (Ecuador), nos dispusimos a recorrer parte del casco antiguo de esta hermosa ciudad.
Para ir desde el hostel en el que estábamos hospedados, hicimos el recorrido de ida en colectivo (bus).

Luego de pasear un poco a pie, sacar algunas fotos de los edificios históricos y ya entrado el mediodía, encontramos un lindo puesto de comidas dentro de una galería sin mucha gente, pero antes, pasamos por un cajero automático y retiramos unos 200 dolares ya que no teníamos mucho efectivo encima, y con mucho me refiero a que andábamos con 20 dolares, y la idea era tirar con eso por lo menos 2 días.
En el puesto de comidas elegimos un zuculento menú, el cual tenia arroz, patacones, ensalada, carne asada estilo churrasco y la tan famosa y clásica "menestra".
Ya con la panza llena, decidimos seguir paseando un poco por Quito, pero antes, una pasadita por el baño, ya que mucha gaseosa y vejiga chica no son buena combinación para caminar toda una tarde.
Como tenia todo el dinero en la billetera, se me ocurrió, por esas casualidades de la vida, pasar el efectivo que había retirado del banco a mi bolsillo "secreto", el cual va agarrado debajo del pantalón y la única forma de acceder a el es desabrochando el pantalón.
Pero me deje los 20 dolares en la billetera para algún que otro gasto que se pudiera presentar.
El paseo siguió su ritmo frenético de caminatas largas impuesto por Nela, que al parecer cuando viaja en vez de llevar pilas nuevas, lleva uranio enriquecido que por lo que veo es su fuente de poder inagotable, cosa que yo en el momento lo detesto ya que hay poco tiempo para descansar, pero luego lo adoro porque se que si no es por su ritmo, no conoceríamos tanto.

Ya pegando la vuelta decidimos volver para la zona del hostel en el "trolebus".
Cable aclarar que a eso de las 18hs un día de semana, un viaje en trolebus resulta ser tan apretujado como viajar en el San Martin rumbo Capital Federal un lunes a las 7:30 de la mañana.
Ya dentro del trolebus camino al hostel y super lleno, mi intuición algo me dijo, por lo cual me incentivo a mover mi riñonera hacia adelante de mi cintura, con una mano sostenía mi mochila y la apretaba contra mi pecho y con la otra mano sujetaba la riñonera a modo de "protección".
Parado, me mantenía en pie gracias a una monja que estaba al lado mio y un asiento que tenia frente a mi.
Llegando a la parada le digo a Nela
- la próxima, la próxima es nuestra bajada.
Muy amablemente un muchacho tirando a señor, me dice...
- Quiere bajar? pase pase
Pasa Nela delante mio y luego yo, para moverme debí soltar una de mis manos para agarrarme de la baranda y usando movimientos estilo serpiente logro llegar a la puerta del trolebus, no va que en eso y al liberar mi mano de la baranda, toco la riñonera, cuando.... ZAZ, había sido Pungueado!!!!!
PUNGUEADO - Dicese de aquella persona que ha sido robada o hurtada de los bolsillos, bolsones o carteras.

La riñonera estaba abierta y su peso no era el mismo, entonces empiezo a los gritos (ya con Nela en el anden y yo en la puerta del trolebus).
- Me robaron, me robaron, algún forro me pungueo.
Y a lo lejos un sujeto con risa macabra se burlaba de mi suerte.
Sin mas que resignarme, me baje del trolebus, y al revisar, mi querida billetera ya no estaba conmigo.
Con ella se habían ido mis tarjetas, carnet de conducir, dni y mis 20 dolarucos.
Por suerte los pasaportes estaban intactos y los 200 dolares en mi bolsillo secreto.
Aca estoy haciendo las denuncias en el hostel llamando por Skype

Lleno de frustración volvimos al hostel donde realice la denuncia telefonica de mis tarjetas y mastique la bronca e impotencia, luego de eso, el viaje siguió su camino y este hecho no logro opacar la belleza de este hermoso país que es Ecuador.





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